Los árboles de hoja perenne son aquellos que se mantienen verdes todo el año, es decir, que no pierden las hojas durante el otoño o el invierno. Es una de las razones por las que son tan apreciados en los jardines y parques.
Los jardineros aprovechan las estaciones de otoño e invierno, cuando los árboles caducifolios (como se denomina a los árboles que se quedan sin hojas partes del año), pierden sus hojas y reducen su vitalidad, para podarlos.
¿Pero cómo saber cuándo podar los árboles de hoja perenne? Es una pregunta a la que algunos jardineros responden: siempre, en cualquier momento del año; mientras otros proponen determinados períodos del año. Y ambos están en lo cierto.
¿Cuándo se deben podar los árboles de hoja perenne?
Primero vamos a diferenciar los árboles de hoja perenne por el tipo de hojas y su “rol” en el jardín.
En este caso estamos hablando de dos tipos: las especies con hojas aciduladas (con forma de aguja), y los árboles con hojas lanceoladas, redondeadas, etc., que podemos llamar de hojas anchas.
Los primeros son especies de coníferas, como abetos, pinos y cipreses, entre otros, que están en vuestros jardines cumpliendo una labor ornamental. Los árboles de hoja ancha, por su parte, además están por su sombra, sus frutos y flores.
Los árboles de hojas de aguja por lo general necesitan menos atención, y las podas pueden hacerse casi todo el año, sobre todo si se quiere controlar el crecimiento y la forma.
Para los otros, en cambio, es recomendable podarlos a finales de la primavera, para que puedan recuperarse antes de la llegada del invierno, cuando podrían estar más expuestos a enfermedades.
Las ramas secas, enfermas o dañadas pueden cortarse en cualquier momento del año. Las podas para dar forma por lo general se hacen en verano.
Sin embargo, no hay que olvidar que cada especie de árbol merece un trato distinto, de acuerdo con el período en que florezca y fructifique, o a la función que cumpla en tu jardín.
Las podas de árboles de hoja perenne a lo largo de las estaciones
Árboles de hoja perenne ornamentales
Como señalamos antes, las coníferas que tengas en el jardín pueden podarse a finales de la primavera o durante el verano. No suelen requerir mucho mantenimiento, a menos que se esté controlando su altura.
Los árboles ornamentales de hoja ancha se pueden podar a principios de la primavera y durante el verano, después de haber florecido.
Árboles frutales
Los frutales se podan en invierno, y luego a finales del verano. Cítricos como el limón, el naranjo o la mandarina se podan durante los meses de invierno (enero y febrero), y durante los primeros meses de verano (junio y julio).
Los manzanos, como muchos otros frutales, se podan sobre todo en invierno, generalmente en febrero. Perales y membrillos también se podan en los meses fríos; mientras el melocotonero es mejor podarlo a comienzos de primavera, en marzo.
Como decíamos antes, cada especie que tienes en el jardín merece un trato distinto, y afortunadamente hoy en día puedes encontrar mucha información en internet sobre el cuidado y manejo de cada árbol en particular.