Una de las prácticas que puedes seguir si eres una madre con su primer bebé es el colecho. Se trata de una práctica ancestral que ofrece interesantes beneficios a ambos durante el tiempo de lactancia.
Principales beneficios del colecho
El colecho es una práctica donde duermes junto al bebé, incluso junto a tu pareja. En lugar de dormirlo en una cuna o en un moisés, lo acuestas en la misma cama o en una cama contigua.
Es una práctica recomendada cuando llegas de dar a luz y si eres madre primeriza, ya que es igual de efectiva que dormirlos de la manera tradicional, pero con más beneficios para ambos.
Mejora la lactancia
El período de lactancia es muy importante para el bebé. Con esta práctica, se hace más cómoda la lactancia nocturna, las madres no deben levantarse de la cama para alimentar al bebé, lo cual favorece su descanso.
Con el incremento de la lactancia materna, se mejora la eficiencia inmune de los bebés.
Disminuye el llanto de los bebés
La duración y frecuencia del llanto de los bebés es menor. Las madres atienden con más rapidez a las necesidades de alimentación, evitando que lloren de manera constante.
Además, se sincroniza tu sueño con el sueño del bebé, por lo que es más fácil despertarse cuando ellos lo hacen.
Vínculos fuertes
Con esta práctica, el apego con el bebé incrementa y se mejora la comunicación. El fortalecimiento de los vínculos genera un impacto emocional positivo en los lactantes.
El contacto durante la primera etapa de vida del bebé es fundamental para que se sienta más seguro y protegido, mejorando su crecimiento y desarrollo.
Mayor seguridad
Hay muchas preocupaciones cuando tienes un bebé, como la muerte súbita, por ejemplo. Sin embargo, con esta práctica supervisas mejor el descanso del bebé y lo proteges de este problema tan común en recién nacidos.
Gracias a esto, aseguras su descanso seguro y puedes dormir con más tranquilidad durante la noche.
Consideraciones importantes
Para que la práctica del colecho la aproveches al máximo, hay varias consideraciones importantes a tener en cuenta.
Lo primero es tener una cama con el espacio suficiente para que duermas tranquila con tu bebé, con esto evitas los riesgos de asfixia entre las sábanas o por tus movimientos.
El espacio entre ambos debe ser suficiente para evitar el exceso de calor que puedes transmitirle, ya que los sofoca.
El colchón donde duerman tiene que ser firme y no tener ropa de cama mullida para que el bebé descanse seguro y cómodo.
No existe un límite de edad a la hora de dormir junto con tu bebé, sin embargo, debes evitar crear una conducta muy apegada en él, esto provocará que se sienta inseguro y nervioso cuando duerma solo.
También puedes usar sacos de dormir cuando duermas en la misma cama con tu bebé, los mantiene caliente y evitará que se destape durante la noche. Incluso es fácil cambiar el pañal gracias a la cremallera frontal.